Descubre cómo las flores no sólo nos dan belleza y agradables aromas. Son efímeras, pero vuelven cada año con renovada vitalidad. Representan la muerte y el renacimiento, por eso acompañan las alegrías y pesares en los distintos ciclos de nuestra vida. Las flores nos obsequian con su color, aroma y - en un aspecto más utilitario - nos acompañan con su sabor en nuestra mesa.
El uso culinario de las flores no nos debe extrañar, ya que además de aportar un sugestivo sabor y olor a los platos, los hace más atractivos. Desde hace miles de años los seres humanos consumen flores, siendo las cocinas hindú y griega las que más las han aprovechado.
En la cocina actual, las flores han despertado interés: En Beijing, el té de flores (flor de loto, capuchinas, madreselvas, azucenas, crisantemos, rosas y amarantos) se ha convertido en la bebida preferida de los chinos desplazando a la cerveza, los refrescos o los zumos de frutas. Según un informe de la Sociedad de Ciencias y Tecnologías Alimentarias de China "las flores aportan importantes elementos para la nutrición y la salud. Algunas flores son ricas en proteínas, grasas, almidones, aminoácidos, vitaminas A, B, C, E y varios elementos minerales que son indispensables para el cuerpo humano".
La lista de flores comestibles es enorme, las más conocidas son las rosas y las flores amarillas de la calabaza, pero también se pueden preparar deliciosos platillos con claveles, azahares, crisantemos, malvas, pensamientos, jazmines, gladiolos, violetas, entre tantas otras.
Te invitamos a adentrarte en el exquisito mundo de las flores a través del Curso Académico de Flores Comestibles en el Campus San Ángel, en el que experimentarás los sabores y características de los diferentes tipos de flores comestibles. Iniciamos este 7 de junio.
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